Hoy ha muerto un perro atado, un perro de finca, aislado y triste. Esos de mirada perdida y ladrido-lamento, a los que las cadenas han consumido la voluntad.
Ha vivido y muerto con agua, comida y los metros exactos de cadena que establecen las normas, con "las condiciones higiénico-sanitarias adecuadas", como cita la Ley 8/1991 de Protección Animal en Canarias.
Hoy ha muerto un animal que jamás pudo correr. Sin saber que existen los abrazos y la complicidad y la ternura y el juego.
No más calor, no más invierno, no más noches ni días interminables.
Se han puesto medidas a la libertad, centímetro a centímetro, debe estar escrito en alguna ordenanza municipal.
¡Cuánta vergüenza has dejado!
Habrá que continuar por los demás y los tantos, pero en éste instante he perdido, porque tú no estás.
Hoy ha muerto un perro atado, mañana es probable que haya otro ocupando su lugar.
Amanda Luis Alemán