El próximo 13 de junio la asociación Bubastis y PACMA organizan un concierto benéfico de música clásica con el objetivo de concienciar a la ciudadanía sobre las consecuencias que padecen los perros que viven toda su vida encadenados (algo que por desgracia es tan común en Euskadi). El concierto se celebrará el próximo miércoles 13 de junio a las 19:00 h en la sala de cultura Ernest Lluch de Donostia y en el participarán tres músicos de la Orquesta Sinfónica de Euskadi. El precio de las entradas es de 8 euros y se pueden conseguir a través de PACMA, Bubastis o en clínicas veterinarias como la de Anoeta o Adarramendi (en el centro comercial Arcco).
El objetivo de este concierto, como he comentado, es concienciar a la sociedad del daño tanto físico como psicológico que tienen los perros que permanecen toda su vida encadenados (desde daños fácilmente visibles como problemas en los huesos, pulgas, garrapatas, etc., hasta otros no tan visibles como infecciones de oído gravísimas o heridas que han llegado a tal estado que los gusanos invaden al animal y se lo van comiendo vivo).
Por desgracia, en el País Vasco es muy habitual ver perros que viven todo el día encadenados y con este concierto estas asociaciones tratan de cambiar este problema haciendo ver a la gente las graves consecuencias que sufre el animal. Para ello, se han inspirado en el caso de un pastor alemán que ha vivido en ese estado (permanentemente atado) durante los más o menos 10 años de vida que se calcula. Se llama Sort y quién mejor para contarnos su historia que J. Gómez-Lago, de la asociación Bubastis, la persona que se está encargando ahora mismo de la recuperación de Sort y que conoce toda su vida anterior:
"El caso de Sort no es único, ni tan siquiera es el más grave. Pero, por desgracia, nos sirve como lamentable ejemplo de la triste lacra que permanece en Euskadi ajena a la evolución de costumbres que tendría que haberse dado con el paso del tiempo: la cruel realidad de los centenares de perros que pasan toda su vida encadenados como hipotéticos vigilantes de caseríos, huertas y pabellones industriales.
Sort tuvo la suerte de que Sandra se fijase en él: el semblante resignado del animal y su evidente suciedad y deterioro físico hicieron que Sandra, miembro de la Asociación Bubastis, aumentase la frecuencia de los paseos por aquel paraje por el que hasta ahora nunca había pasado.
Y en uno de esos paseos, ante un movimiento improvisado del animal, pudo observar, con tristeza, que sus patas traseras estaban casi inertes, incapaces de levantar el peso del perro que se sostenía como podía sobre sus patas delanteras.
El pastor alemán es una raza de perro con tendencia a generar displasia de cadera. Si a eso le añadimos la artrosis que, al igual que en las personas, siempre aparece con el paso del tiempo, más la dureza de vivir a la intemperie soportando durante años las inclemencias del tiempo, entenderemos que el final de la vida de Sort no iba a tener un desenlace feliz.
El modelo que rige el comportamiento de los propietarios de este tipo de perros tiene tres variantes: la crueldad, la desidia o la ignorancia.
Casos de crueldad hay muchos: ser consciente de que el animal está mal y disfrutar o sentirse superior con su progresivo deterioro suele ir asociado a personas con grandes problemas de autoestima que solventan cebándose en los más débiles.
Los casos de desidia o ignorancia quizás sean los más frecuentes, es decir, que el animal se vaya deteriorando ante la aparente indiferencia de sus propietarios que lo han visto siempre como un elemento más del entorno y que consideran que con comer casi todos los días y tener algún tipo de cobijo ya tiene todas sus necesidades cubiertas. O el no entender los toques de atención que nos van dando las señales de que algo empieza a fallar en el perro: no ladra, cada vez es más inexpresivo ante diferentes estímulos, cojea o empieza a arrastrar las patas. Señales que, de ser entendidas y atendidas a tiempo evitarían un deterioro tan doloroso.
Sin saber a cuál de estos modelos correspondía el propietario de Sort, Sandra empezó a visitar con más frecuencia los alrededores del viejo caserío, muchas veces acompañada de Raúl,
su novio, estudiante de veterinaria y colaborador de PACMA (Partido Animalista Contra el Maltrato Animal). Así, hasta que un día coincidieron con el propietario del perro y empezaron las pequeñas charlas con las que convencieron a Ramón para iniciar el cuidado de Sort.
Hubo suerte, porque el hombre no puso mayores reparos a que le librasen de un animal que ya poco tenía de guardián: "Es muy viejo" – nos dijo- "Ya estaba pensando en quitarlo". Y "quitarlo" para este tipo de propietario suele querer decir matar, con un poco de suerte eutanasiar.
El animal había envejecido a la vez que el hombre que lo adquirió, pero mientras para los humanos las revisiones médicas se ven, lógicamente, como necesarias, para los propietarios de algunos perros no parece estar tan claro que las revisiones veterinarias son igualmente necesarias para la salud del animal: "Animalia da" – suele ser la respuesta. "Si sólo es un animal". Sort tuvo suerte, porque la coordinación entre los miembros de Bubastis y PACMA generó una cadena de solidaridad que todavía, a fecha de hoy, sigue añadiendo eslabones para su asistencia y ayuda, eslabones de una muy larga cadena que tendrá como finalidad sanear, tratar y liberar a Sort.
Una cadena de solidaridad formada por diferentes profesionales que se han involucrado muchísimo en la recuperación de Sost: una residencia canina ha ofrecido sus instalaciones y Sort vive allí actualmente, varias clínicas veterinarias han ofrecido sus servicios altruistamente, otra clínica fue la que le diagosticó la importante hernia discal que padece y le operó, una peluquera canina lo adecentó (sólo con cepillar a Sort por primera vez se llenaron bolsas y bolsas de pelo muerto), voluntarios han ofrecido carritos por si no pudiese volver a andar…y así, eslabón tras eslabón, Bubastis va consiguiendo sacar a Sort adelante.
Pero el eslabón definitivo, el que resulta imprescindible para que situaciones tan tristemente comunes dejen de darse, es el de modificar la actual Ley de Protección Animal que, hoy por hoy, ni tan siquiera contempla el encadenamiento permanente como una forma de maltrato.
Aunque todos los profesionales están ofreciendo sus servicios a precio de coste, los gastos van en aumento. Se necesita ayuda económica: empiezan los primeros donativos de colaboradores y personas cercanas a Bubastis y PACMA. Ese es el motivo de la celebración del concierto mencionado al principio de este texto.
Además, quedan todavía muchos pasos que dar en esta larga historia, en la que muchos de nosotros, cada uno en su medida, puede convertirse en un pequeño eslabón más:
- Aportando ayuda económica en el número de cuenta de la Asociación Bubastis ( Kutxa: 2101 0128 14 0126300243), especificando "para Sort". Todos los gastos serán justificados con factura a quien lo solicite.
- Ofreciéndote como voluntario para sacar a pasear: su rehabilitación va a ser larga y hacen falta dos personas para controlarle durante el paseo.
- Buscando una familia que lo adopte: es un perro de muy buen carácter con las personas. Es excepcional con los niños. Pero es dominante con determinados machos de su mismo género.
Hoy Sort se recupera de su delicada operación. Todavía no sabemos si podrá andar, pero lo que sí sabemos es que su fortaleza y sus ganas de vivir están mereciendo todo este esfuerzo.
Un esfuerzo que merecería acabar en adopción.
Sort es el nombre del conocido pueblo catalán en el que anualmente casi siempre toca la lotería. A este perro no le podíamos llamar de otra manera."
En este vídeo puedes ver la evolución de Sort:
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